El acordeón en el jazz
El acordeón es un instrumento cuyo sonido proviene de un flujo de aire producido al mover un fuelle. El aire hace vibrar unas lengüetas metálicas libres, produciendo un sonido muy expresivo. La familia de estos instrumentos se desarrolló en el siglo XIX y presenta diversas variantes: concertina, melodión, acordeón diatónico, acordeón cromático, bandoneón… Algunos modelos, no todos, presentan teclas similares a las del piano en la mano derecha –que interpreta la melodía-, mientras que en la izquierda las válvulas que dejan pasar el aire se accionan mediante botones.
Estos instrumentos aerófonos han sido muy populares por el timbre melodioso de su sonido, pero también por su portabilidad, porque acompañan a intérpretes que pueden cantar, incluso andar, mientras tocan y porque sus posibilidades de producir melodías, bajos y acordes son muy amplias. En el País Vasco, Navarra y Norte de España se siguen utilizando mucho. Recordemos que en ‘En ViBop’ tuvimos la ocasión de disfrutar de la música de Kepa Junkera, con su acordeón diatónica (trikititxa), en abril de 2015.
Pero además el acordeón también ha llamado la atención de grandes compositores clásicos como Chaikovsky, Prokofiev y otros.
El jazz surge de la música popular. Por tanto desde sus comienzos se interpretaba con múltiples instrumentos. Si bien el acordeón ha sido poco habitual en el jazz, su presencia no debe subestimarse. En los tiempos del ragtime, antecedente del jazz - hubo un acordeonista formidable, llamado Pietro Deiro. En la orquesta de Duke Ellington también sonó eventualmente el acordeón en manos de Joe Cornell Smelser, y en Kansas City Ira “Buster” Moten tocaba indistintamente el acordeón y el piano. En la era del swing destacó al acordeón Art Van Damme, admirador de Benny Goodman. En Francia no podían faltar una pléyade de acordeonistas influidos por el primer jazz europeo, que capitaneaban Django Reinhardt a la guitarra y Stephane Grapelli al violín. También en las décadas de los 50 y 60 hubo intentos de interpretar jazz moderno al acordeón, notables pero de reducida influencia. Tuvo que ser en Argentina donde Astor Piazzola, muy influido por el jazz, revolucionó el tango llevándolo a las salas de conciertos, de la mano de su bandoneón. En el jazz contemporáneo el acordeón ha quedado definitivamente vinculado al jazz debido al talento de su máximo exponente: el francés Richard Galiano, capaz de absorber múltiples influencias creando un estilo inconfundible. No es el único: Francis Varis, Marcel Loeffler, François Parisi, Lanny DiJay y algunos más, no muchos, demuestran las múltiples posibilidades y el color especial que aporta este instrumento, también en el jazz moderno. Y en nuestro país, Javier López Jaso es rara avis que también ha sabido llevar al acordeón al lugar jazzístico que le corresponde…